Tener plantas en casa siempre es gratificante por muchos motivos:
- Aportan alegría, vida, son beneficiosas para la salud del hogar.
- Un punto de color y Naturaleza en tu hogar.
- No obstante nos exigen cierta responsabilidad para poder atender sus necesidades básicas, tales como riego o abonado.
En el caso concreto de los bonsáis, su cultivo se remonta siglos atrás, cuando en Oriente, comenzaron los primeros monjes budistas a cultivar pequeños árboles y arbustos en macetas a los que cuidaban en sus templos y a los que incluso rendían culto como vínculos entre el Cielo y la Tierra, los dioses y el hombre.
Conceptos éstos de la filosofía zen y que se reflejaron en los usos hortícolas de la época.
Así nace el arte del bonsái como tal, en el cual se controla el tamaño de la planta mediante técnicas tales como la poda, el trasplante, el pinzado o el alambrado, entre otras.
Con el paso de los siglos, estos usos se modernizaron, en especial en tierras japonesas, donde se depuró la técnica hasta niveles de gran refinamiento y pureza.
Se trataba de imitar a la propia Naturaleza, recreando en pequeños tiestos de cerámica y a escala reducida, las formas y apariencia de los propios árboles silvestres.
En las últimas décadas se ha incrementado en Occidente notablemente la afición por ésta especialidad con raíces orientales entre los aficionados a la horticultura.
Si no has tenido oportunidad de conocer en qué consiste éste arte, a continuación te mostramos algunas buenas razones y motivos por los que podrías cuidar de un bonsái en casa.
Razones para cultivar un bonsái
Son varios los beneficios inherentes al propio cultivo de bonsáis.
Durante el proceso de aprendizaje se practica la paciencia, necesaria para ver evolucionar el crecimiento de un mismo árbol durante años o décadas; la humildad frente a la Naturaleza y su inexorable devenir; el respeto por el maestro, que marca el camino correcto a seguir.
Relajante y con gran poder auto estresante te proporcionará el tener que cuidarlo; las labores de riego, pinzado periódico o poda son el mejor remedio para desconectar y romper con la ansiedad que nos ocasiona el ajetreo de la vida moderna.
Generador de buena energía, según recomiendan filosofías muy en boga hoy en día como el Feng Shui, para el que la tierra y la madera son elementos que atraen la energía positiva.
Es un arte vivo
De partida cualquier especia arbórea o arbustiva es susceptible de ser cultivada como bonsái, aplicándole las técnicas mencionadas anteriormente para regular su tamaño a las proporciones deseadas.
Algunas especies son más aconsejables que otras por varios motivos; el tamaño reducido de sus hojas, la belleza de su madera, el crecimiento rastrero que lugar a troncos y ramas retorcidas y sinuosas o la belleza de su floración.
En cada país o territorios hay también especies autóctonas más propicias para éste cultivo y que han sido utilizadas para tal fin largo tiempo, -por ejemplo el juníperus procumben nana o el pino negro en Japón.
Conviene recordar que el árbol bonsái es un ser vivo que evolucionará y cambiará con los años y las labores que su propietario le aplique.
- La floración exultante en especies como la azalea o el almendro.
- Los bellos colores pasteles otoñales de la caída de la hoja en los caducos como arces, olmos o granados.
- La brotación verde intensa de coníferas –pinos y juníperos- vivaz y vigorosa.
Todos estos momentos distintos, cambiantes y cada uno de ellos inspiradores se suceden a lo largo de las estaciones del año y se viven y se disfrutan por parte del bonsaista plenamente.
Un regalo para siempre
Un bonsái no es sólo un adorno para el hogar, aunque también tiene esa función. Es un símbolo, un recordatorio de nuestra unión con la Naturaleza. Un compromiso duradero en el tiempo que se trasmite de generación en generación como parte de un legado vivo.
En definitiva un deseo de una vida larga y próspera, como lo es la propia longevidad del árbol en sí.
Muy interesante la información sobre los bonsais.