Si bien es cierto que la mayoría de los árboles necesitan sentir el paso de las estaciones y sentir el frío invernal, para luego brotar con mayor fuerza en primavera, hemos de estar atentos a las heladas y las temperaturas bajo cero.
Hay que recordar que estamos hablando de árboles en tiestos, con sus raíces someramente cubiertas por un poco de sustrato y por tanto quedan muy expuestas a las heladas y las temperaturas bajo cero, factores que ponen en serio peligro la vida del árbol.
¿Qué encontrarás aquí?
Proteger el bonsái en invierno
Como ya se explicó al tratar los tipos de bonsáis, ya sabemos que todos los bonsáis son árboles de exterior y ahí es donde deben de estar para crecer adecuadamente .
Si durante el verano nuestra lucha fué protegerlos del sol excesivo, ahora, cuando llega el invierno, en zonas del interior del país con inviernos duros, fuertes heladas y temperaturas por debajo de cero por las noches, además de algún que otro temporal de viento y frío glacial, no estará demás proteger a nuestros pequeños árboles de tales rigores, más si cabe con especies no autóctonas y por tanto no aclimatadas a estas condiciones tan duras.
Debemos en todo caso ser consciente del clima de nuestra zona, del régimen de temperaturas que se pueden alcanzar en invierno y obrar en consecuencia. Nuestra prioridad será ahora proteger los bonsáis del frío.
Qué hay que evitar en invierno
Dejar sin protección los árboles pequeños; prebonsáis, plantones o shohines que por su corta edad o tamaño son más vulnerables al frío.
Regar a última hora de la tarde. Con ello dejaríamos el sustrato mojado y con la bajada de temperatura de la noche éste se helará con toda probabilidad, dañando las raíces.
Meter los árboles en casa todo el invierno. Se podrá hacer esto durante unos días, siempre de forma temporal y por razones justificadas, y en un lugar alejado de puntos de calor como estufas, radiadores o calefacción. Siempre será mejor dejarlos en un invernadero los días de frío más extremo en vez de meterlos en casa.
Dejar las especies tropicales sin protección. Un sólo día por debajo de los 5ºC basta para que el frío queme hojas y brotes de nuestros árboles, secando ramas y poniendo en serio peligro su supervivencia.
Cuidado con las heladas tardías. Aunque vivamos en un clima templado y el invierno esté llegando a su fin y las temperaturas comienzan a subir, no son raras las heladas tardías que nos pueden coger desprevenidos y tener los árboles en el exterior sin protección; con los nuevos brotes hinchándose, justo cuando más vulnerables son nuestros bonsáis. Así pues, no olvidar proteger los bonsáis de las heladas.
Lo más fácil, rápido y sencillo es poner a nuestros bonsáis bajo techo en algún porche o cenador que lo proteja de la intemperie pura y dura. Al resguardo del viento fuerte evitamos no sólo la rápida desecación del sustrato, sino posibles roturas de ramas u hojas si tales vientos son intensos y persistentes, frecuentes en invierno.
Un simple tejadillo o porche, aunque liviano si está resguardado u orientado al sur puede suponer 1 ó 2 grados de mayor temperatura con respecto al exterior del mismo, y aunque no lo parezca esos 2 grados menos de frío son muy importantes.
Otras utilidades del invernadero
Será el mejor lugar para dejar descansar a tus bonsais las dos o tres semanas posteriores al trasplante para que se recuperen más rápidamente del mismo en un ambiente protegido, sin grandes bajadas de temperaturas y a resguardo de vientos e insolaciones.
Si te gusta cultivar desde semilla tus propios árboles desde sus inicios o mediante esquejes se hace imprescindible contar con un invernadero donde proteger a los semilleros y brotes esquejados.
En climas muy lluviosos podemos prevenir el excesivo riego del sustrato por la lluvia y su posible encharcamiento cobijándolos del agua bajo el invernadero.
En un invernadero frío cuyo tamaño nos permita meter a los bonsáis de nuestra colección o al menos los más susceptibles de sufrir algún daño; prebonsáis, árboles jóvenes o especies como los cítricos o ficus, por ejemplo.
Tipos de invernaderos caseros
Por lo general, los invernaderos constan de una estructura metálica de distintas piezas, de aluminio, PVC o madera que se ensamblan y se recubre con el plástico de PVC o polietileno transparente (que permita el paso de la luz), vinilo e incluso vidrio, con un sistema de cierre que varía según los modelos; en cremallera, velcro o pinzas de sujeción.
Si es suficientemente grande como para incluir baldas o estanterías podremos aprovechar mejor el espacio y albergar a mayor número de ejemplares.
Los hay rectos y cuadrados, redondos o abovedados, a dos aguas independientes, para instalar adyacentes a una pared, etc., pero el modelo que elijamos debe asegurarnos la mejor estanqueidad en cualquier caso al viento, el frío y el agua.
Lo anclaremos al suelo o la pared para mayor seguridad y prevenir que el viento lo mueva o lo vuelque. Éste punto es fundamental para prevenir desagradables sorpresas.
Si disponemos de poco espacio en nuestra terraza o balcón, los modelos con estanterías nos ayudan a optimizar el espacio y proteger a mayor número de bonsáis.
Si tenemos más espacio, como un patio amplio o un jardín podemos optar por un invernadero de mayor envergadura, de 2, 3 ó 6 metros cuadrados en el que colocar gran número de bonsáis y plantas.
A continuación incluimos algunos modelos, diferentes tamaños y materiales para que encuentres el que más encaje con tus necesidades.
Invernaderos fríos y templados
Hasta ahora hemos hablado de invernaderos fríos, sin ningún sistema de calefacción y en los que por sí solos hay una diferencia de 5º a 8º C con respecto al exterior, y sólo cuentan con el calor del sol aquellos días en que éste luzca. Pero si somos unos enamorados de las especies tropicales; ficus, carmonas, etc… y nuestro clima es de inviernos duros tenemos la opción de elegir un invernadero templado o cálido, regulable en temperatura para éstas especies.
Para subir la temperatura del interior del invernadero podemos utilizar distintos elementos térmicos generadores de calor; su tamaño y sus prestaciones estarán en función del tamaño de nuestro invernadero casero; estufas de leña o pellets, radiadores de gas butano o cualquier otro similar.
Para mantener la temperatura interior debemos verificar los siguientes puntos:
- Asegurar la estanqueidad de cierres, puertas o ventanas, así como controlar periódicamente que no hay roturas o juntas en la cubierta de plástico por donde entre el aire frío y escape la calefacción.
- Programar la intensidad de la producción de calor en función del frío exterior. Cuanto más bajen las temperaturas exteriores más calor precisaremos para mantener la misma temperatura.
- Constatar que el sistema de calefacción funciona sin interrupciones y de forma ininterrumpida. Un fallo del mismo un día de frío intenso puede ser crítico para las plantas que protege.
Otra alternativa para calentar el interior del invernadero y evitar que el sustrato se pueda congelar es construir una «cama caliente» en el suelo para proteger a nuestros bonsáis del frío y las temperaturas bajo cero. Dentro de una capa de perlita (material de conductividad térmica aceptable, precio económico y facilidad para retener calor) enterraremos un cable calefactor unido a un termostato para que se encienda al bajar la temperatura a una determinada cifra.
Una capa de grava volcánica o arcilla expandida ayudará como aislamiento de la perlita y que ésta se disperse con el riego. Sobre esta base colocaremos los árboles a proteger.
¿Te atreves a hacer tu propio invernadero?
Aquí tienes algunas ideas de la mano de la Huertina de Toni, que en ésta ocasión fabrica un pequeño invernadero casero para sembrar , en su caso hortalizas, pero igualmente válido también para nuestros pequeños árboles.
httpv://www.youtube.com/watch?9g0WfUQC2Qo?start=25;end=877&showinfo=0&rel=0
Un último apunte. Piensa en el tiempo, trabajo, esfuerzo y también dinero empleado en cuidar y mantener tus árboles bonsáis todos estos años atrás.
¿De verdad quieres arriesgarlo todo y exponerte a perderlo todo por el azar del clima? Un invernadero pequeño puede ser un gasto extra pero basta unos días de invierno de especial dureza y habrás perdido árboles irrecuperables.