Que los bonsáis son plantas muy longevas ya es sabido y que pueden vivir cientos de años si reciben los cuidados adecuado también. Lo que sin duda resulta más extraordinario del ejemplar que presentamos es el hecho de ser un superviviente del lanzamiento de la bomba atómica que destruyó la ciudad japonesa de Hirosima en 1945.
Con 388 años de edad éste espécimen de pino blanco japonés (pinus parviflora) ha sido sin duda espectador de innumerables hechos y eventos históricos a lo largo de sus casi cuatro siglos de vida. Originario de la isla de Miyajima, fue plantado en 1625 y cultivado como bonsái desde entonces.
Situado en la residencia de la familia Yamaki, a menos de 3 kilómetros de donde explotó la bomba, el pino blanco resultó ileso de la explosión de 1945 y no sufrió daños posteriores debidos la radiación.
En 1976, el maestro bonsaista Masaru Yamaki donó el árbol a Estados Unidos como parte del Bicentenario de Japón de aquél año y desde entonces se exhibe junto a otros bonsáis en el Museo Nacional del Bonsai & Penjing de la ciudad de Washington DC. Allí es el más antiguo de la colección y su historia de supervivencia, además de la belleza de su diseño, atrae a numerosos visitantes amantes de los bonsáis.