el trasplante del bonsai

Cómo realizar el trasplante del bonsai

Para evitar que el sustrato de nuestro árbol se sature de raíces y finalmente perezca es necesario realizar su trasplante periódicamente.

La frecuencia viene determinada por el tipo de sustrato para bonsái utilizado y la especie de árbol que estemos cultivando y  en cualquier caso es una labor imprescindible para garantizar la supervivencia a largo plazo del bonsái.

El objeto último de la misma es renovar la tierra del bonsai que, por erosión del agua, abonos y crecimiento de las raíces, acaba apelmazada e impide la aireación de las mismas.

El trasplante del bonsai

Si el árbol está en desarrollo o es una especie de crecimiento rápido procederemos a realizar el trasplante cada 1 ó 2 años. Si el bonsái ya es adulto y está formado el trasplante se puede realizar cada 3 ó 4 años aproximadamente. Independientemente de ésta pauta cada árbol debe ser trasplantado cuando lo necesite.

Para ello inspeccionaremos el cepellón de raíces (al final del invierno) para ver su estado y si es aconsejable el trasplante.

La mejor época para realizar el trasplante será al final del invierno, antes de iniciarse la brotación primaveral. ¿Se puede trasplantar un bonsai en verano? La respuesta es que no es para nada recomendable hacerlo en la época estival.

Si lo acabamos de comprar y aunque el sustrato sea muy pobre ( como la mayoría de los bonsáis comerciales adquiribles en centros comerciales) es mejor esperar al final del invierno siguiente para ésta operación.

Cómo trasplantar su árbol

Extraemos el árbol de la maceta y libramos al cepellón de toda la tierra vieja que traiga para evitar que las raíces  convivan con dos tipos de sustratos con características fisiológicas distintas (en la caso de los bonsais pino esta fase se realiza de forma distinta por las particulares características de ésta especie).

Desenrollamos el conjunto de raíces valiéndonos de un pequeño rastrillo o unos simples palillos de madera. Cortamos las gruesas, muertas o mal direccionadas (hacia abajo o hacia arriba) y reducimos el tamaño de las finas con objeto de igualarlas todas y en el futuro el cepellón sea compacto y  homogéneo.

El tiempo de exposición de las raíces con el aire debe ser el menor posible y en caso de necesidad humedeceremos dichas raíces para evitar daños. Una vez preparados los agujeros de drenaje del nuevo tiesto con su correspondiente rejilla podemos anclar con alambre el árbol a la maceta si si tamaño, diseño o situación concreta así lo aconseja.

Añadimos un primer aporte de sustrato y sobre éste presentamos el cepellón. Comprobamos su posición y ángulo de trasplante y si son los correctos terminamos de cubrir con tierra hasta el borde la la maceta. Para eliminar posible bolsas de aire palillearemos con un palito de madera. Un riego en profundidad hasta que el agua salga limpia por los agujeros de drenaje y buscarle una ubicación provisional para las dos semanas posteriores resguardada del sol directo, el viento y las oscilaciones de temperatura  permitirán garantizar el éxito del trasplante realizado a nuestro bonsái.

Trasplantar bonsai ficus

Si nuestro árbol es un ficus a la hora de trasplantar un bonsai ficus las pautas serán básicamente las mismas anteriormente citadas.  Si hay  raíces gruesas que sobresalen hacia arriba las guiaremos hacia abajo cómodamente ya que son bastante maleables.

Compensaremos la pérdida parcial de raíces con un defoliado parcial de hojas en consonancia con la cantidad de raíces perdidas.

Se realizará cortando las hojas de mayor tamaño por la mitad y en ángulo y no eliminándolas desde el peciolo, como sería lo habitual. Con ello reducimos el consumo hídrico del árbol, se sigue realizando la fotosíntesis y con ello aportando nutrientes y los brotes latentes se desarrollarán en breve.

Trasplantar bonsai ficus ginseng

A pesar de la creencia generalizada, el ficus ginseng no existe como tal tipo de árbol. En realidad se trata del ficus retusa habitual de viveros, injertado o no, sometido a un tratamiento especial para que sus raíces se asemejen a las formas abultadas de las raíces del ginseng ( planta herbácea utilizada habitualmente en la medicina tradicional china), de ahí el nombre comercial que ha generado.

Raíces estranguladas o engrosadas artificialmente mediante elementos agro químicos hacen posible éste crecimiento desmesurado de las mismas, que al quedar expuestas por encima del sustrato se endurecen y se asemejan al tronco de un bonsái, siendo realmente raíces expuestas… ver video.

¿Cómo escoger una maceta para trasplantar bonsais?

Aprovecharemos la época del trasplante para cambiar, si fuera oportuno, de maceta a nuestro bonsái. A la hora de elegir un tiesto  adecuado para nuestro árbol consideraremos el color, la forma y el tamaño  de la misma que mejor contraste con el árbol y armonice el conjunto.

Para aficionados más avanzados interesados en seguir los conceptos básicos de la escuela tradicional a la hora de elegir la maceta más adecuada para su bonsai, dependiendo de las características del mismo y basándonos en unas pautas elementales  el siguiente vídeo expone algunas de éstas nociones básicas.

Tipos de tierra para bonsái

La incorporación de un sustrato de cultivo adecuado será fundamental para rápida recuperación del sistema radicular y garantizar la salud de la planta. Éste debe ser convenientemente drenante para evitar la putrefacción de las raíces por encharcamiento y con capacidad de retención tanto de humedad como de nutrientes.

La akadama es uno de los sustratos más utilizado para el cultivo del bonsai, en combinación con otros productos como mantillo, grava o kiryuzuna  entre otros. La akadama es una arcilla cocida de cierta dureza originaria de Japón granulada que se degrada con el paso de los años y que proporciona drenaje y aireación a la tierra. No obstante  las diferentes especies de árboles requieren mezclas de cultivo diferentes. También podemos utilizar otros sustratos más económicos alternativos a los mencionados.

Seguramente  la tierra akadama es la más  utilizada por aficionados y profesionales para plantar sus bonsáis. Ciertamente es la más usada, en combinación con otro tipo de sustratos o incluso sola, por  todo el mundo, pero su uso, si te estás iniciando en el arte del bonsai tiene unas exigencias en el riego y el abonado que debemos conocer antes de su utilización.

La akadama, como arcilla japonesa de origen volcánico que es, se seca mucho más rápidamente que otros tipos de tierra con mayor composición de turba, mantillo o materia orgánica en general (vamos, la típica tierra para plantas de jardín de toda la vida) que retienen mayor humedad y aguantan más tiempo sin necesidad de regar.

Además, como sustrato es estéril, no aporta nutrientes ni minerales a la planta. Estos se los tenemos que aportar nosotros con un abonado periódico pero constante durante la estación de crecimiento.

Por ello, si estás empezando con los bonsáis,  y no sabes controlar todavía las necesidades que el cultivo exclusivo con akadama exige o no tienes el tiempo suficiente para atender tan frecuentemente el riego de tus árboles, una opción  alternativa es utilizar mezclas de tierras ya preparadas para tal fin y que podrás encontrar fácilmente.

Estas tierras suelen contener en proporciones variables elementos tales como la  grava volcánica o la arena de río, para el drenaje y la oxigenación de las raíces, materia orgánica como turba, mantillo o fibra de coco, que aumentan la retención de humedad y aportan ciertos nutrientes; e incluso abono orgánico, como el humus de lombriz o el guano.

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Pero veámos con más detenimiento cómo afecta la llegada de la primavera y la época de crecimiento a nuestros árboles.

Fundamentos de primavera

En la anterior masterclas Neil Ryan

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