El problema que tenemos con los bonsáis de pinos es que tienden a ramificar en las puntas de las ramas y tienen mucha dificultad para brotar sobre madera vieja.
Forzar una brotación trasera es una tarea complicada, por ello recurrimos al injerto en pino bonsai para cubrir planos del tronco con brotes verdes.
¿Qué encontrarás aquí?
Tipos de injerto en coníferas
Veamos los tipos de injertos más habituales que se realizan en horticultura.
Injerto de aproximación
El injerto de aproximación consiste en soldar dos ramas vivas que estén próximas, del mismo árbol o en tiestos diferentes pero contiguos. El injerto no se separa de su planta madre hasta que se haya unido completamente al patrón.
Realizando un corte en forma de cuña en la rama portadora y un corte en V convexo en la rama a injertar se encajan ambas partes perfectamente para que entre en contacto el cambium del patrón y el de la variedad que estamos injertando. Esto es fundamental y sólo así tendrá éxito el injerto.
La unión así formada se inmoviliza y sujeta con plástico de injertar u similar para garantizar su sujeción mientras damos tiempo a que solde la unión, protegida con pasta de injertar/selladora o cinta especial para injertos.
Ello favorecerá una correcta cicatrización del callo evitando que se deshidrate y también impedirá que el agua entre en el injerto, lo cual por exceso de humedad estropearía el trabajo realizado.
En coníferas y otras perennes se debe realizar el corte en el patrón inmediatamente antes de realizar el injerto. En el canal de Youtube Caminando entre bonsaís encontramos el siguiente vídeo con los pasos a realizar.
Injerto de púa
El corte en la rama portadora se realiza levantando una lengüeta de corteza e insertando el vástago debajo.
La época más indicada para realizar ésta tarea será a final del invierno.
Los vástagos a utilizar deben tener 1 ó 2 años y estar sanos y vigorosos. Eliminaremos el exceso de hojas y realizaremos en la base un corte recto con herramienta perfectamente afilada en doble bisel.
Tipos de púas a utilizar
Al elegir las púas para injertar no vamos a utilizar ramas muy jóvenes dado que se desecarían antes de fusionarse. De la misma forma, mientras más vieja la rama, nuestra posibilidades de éxito también caen.
En pinos, ramas de 1 año que no se hayan pinzado son buen material: son semileñosas y nos dan suficiente longitud para realizar los cortes cómodamente. En que respecta al vigor, utilizaremos ramas de un vigor intermedio.
Ramas demasiado vigorosas demandan mucha agua y terminan por secarse
Injerto tipo Koromogae
Otro método para realizar éste tipo de injertos en pinos es realizarlos sobre plantones de 2 años de edad en la base del tronco. Uno de los más habituales que realizan los expertos japoneses es de pino rojo japonés sobre un pie de pino negro japonés, más vigoroso y fuerte que el primero, de crecimiento más lento y débil.
Tambíen se puede realizar en árboles de mayor edad para cambiar el follaje superior, poco agraciado estéticamente, por una nuevo que desarrollaremos desde la base del árbol con éste nuevo crecimiento.
La incisión se realiza muy cerca de la salida de las raíces mediante un corte de 45º donde se injerta la nueva púa. Se sujeta con rafia, cinta de injerto u otro material similar que garantice la inmovilidad del mismo.
Con el paso del tiempo y si el trabajo ha sido realizado correctamente, el punto de injerto será inapreciable y conseguiremos un pino rojo japonés con el vigor de un pino negro.
En definitiva el injerto no es una técnica demasiado complicada de desarrollar si se respetan unas pautas precisas y se conoce a la especie con la que se está trabajando.
Al igual que en otras técnicas avanzadas, como el cultivo en colador o plantaciones sobre roca, la práctica en sí misma y un mínimo de habilidad nos harán obtener resultados espectaculares.
Pero recordemos más detalladamente cómo se desarrolla el injerto a través de estos dos vídeos demostrativos:
Caso práctico 1: injerto en prebonsai de pino thunbergii
Caso práctico 2: injerto en pino negro japonés adulto
¿Qué es un injerto?
Uno de los métodos más comunes para reproducir asexualmente una planta es recurriendo al injerto vegetativo. En el caso de los pinos y otros árboles de difícil, por no decir imposible, multiplicación por esquejes o acodos el injerto es el único método válido para reproducir especies delicadas que no podemos obtener por otros medios o mejoras algunas de sus características mediante las cualidades que aportará el patrón al futuro árbol.
Mediante ésta técnica de propagación vegetativa conseguimos ejemplares genéticamente iguales al árbol donante de la púa o injerto y al que queremos reproducir por sus notables fortalezas fenotípicas (rasgos del espécimen que queremos duplicar; su vigor, la producción de fruto o otra cualquiera que queramos resaltar).
Es un método para forzar a la naturaleza a producir individuos que nos resultan convenientes por algún motivo.
Para que se produzca el injerto es necesario cortar los tejidos hasta llegar a la zona del cambium, el acercamiento de ambas partes de cambium y una presión continua hasta que la unión de ambas zona esté asegurada.
El injerto es básicamente una respuesta de la planta ante una herida mediante la cicatrización de la misma, recomponiendo la unión vascular de las partes dañadas o separadas de forma natural o artificial.
El cambium es el tejido clave para que el injerto tenga éxito; compuesto por células merismáticas y situado entre el líber y el leño, su función es la producción de células vegetales para éstas dos capas presentes en el tallo.
La superficie de contacto de las dos partes de cambium (patrón y púa) debe ser máximo. Por ello se utiliza el corte en bisel que ofrecen mayor superficie de contacto que el simple corte recto. Éste contacto también debe ser permanente durante un tiempo mientras ambos tejidos se fusionan. Por ello se deben asegurar ambas partes mediante cinta de injertar, rafia o similar para mantener una presión constante sobre el punto de injerto hasta que se forme el callo de cicatrización.
Existen otros métodos de reproducir asexualmente una planta, como son los esquejes, el acodo aéreo, estaquillados o el cultivo in vitro, aunque el injerto es uno de los más populares y más frecuentemente utilizado.
En el injerto intervienen el patrón (aporta el sistema radicular a la futura planta) y la púa o injerto propiamente que será el que origine la parte aérea con la brotación de nuevas yemas.
En una simbiosis perfecta, el sistema radicular aportará los nutrientes y elementos necesarios para el crecimiento y la masa foliar producirá mediante la fotosíntesis la energía necesaria para la planta.
Otros tipos de injertos
Para mejorar o corregir defectos en un bonsai de pino los tipos de injertos más apropiados son los de hendidura y el de aproximación, descritos al inicio del artículo y el de aproximación, que consiste básicamente en unir dos ramas, a las que hemos eliminado una sección de corteza, para poner en contacto sus respectivos cambium, atarlas fuertemente y cubrir el punto de injerto con pasta selladora para prevenir la desecación o la podredumbre.
Este tipo de injerto está indicado para colocar ramas en partes del tronco carentes de ella, y mejorar el diseño del bonsái, mientras que el injerto de hendidura se suele aplicar en estadios jóvenes de crecimiento, generalmente en plantones de vivero para desarrollar especies, (como el pino blanco japonés ) de crecimiento lento y delicado de forma más efectiva y vigorosa, injertándolos sobre patrones de pino negro japonés, especie más fuerte y de mayor crecimiento.
El resultado es un pino blanco vigoroso y de mayor desarrollo que sus congéneres no injertados.
Hay otros métodos y tipos de injertos, pero están más indicados para otro tipo de árboles, sobre todo para frutales de producción y plantas ornamentales. A continuación citamos algunos de los más conocidos.
Injerto lateral (de costado o de abertura)
Injerto de canutillo
Injerto de corona – Indicado especialmente para frutales que queremos rejuvenecer.
Injerto de escudete
¿Época para realizar los injertos en pinos?
El momento idóneo para la realización de éstos injertos se presenta a principios de primavera, entre Marzo y Abril, cuando se produce el alargamiento de las velas o candelas en el patrón hasta que comienzan a ser patentes las nuevas agujas en las vainas de estas.
Y además hay que tener en cuenta que las yemas del patrón deben estar más adelantadas que las de la púa.
La púa seleccionada debe estar en reposo aún antes de ser injertada (sin movimiento de savia), con lo que no perderán humedad durante la emisión de nuevas agujas.
La púa debe estar con el corte en remojo tras su extracción, en un lugar fresco y oscuro, aunque lo ideal sería obtenerlas inmediatamente antes de realizar el injerto.
Mantener una humedad ambiental adecuada ayudará a que la púa, de reducido tamaño no se deseque. Dependiendo de las condiciones metereológicas particulares del momento elegido para realizar el injerto tendremos que procurar protección temporal al árbol, evitando insolaciones fuertes, vientos y otros factores de riesgo para la supervivencia del injerto.
Lo ubicaremos en un lugar sombreado donde regaremos el árbol como habitualmente pero sin mojar la zona del injerto.
¿Por qué puede malograrse un injerto?
Puede existir incompatibilidad fisiológica entre patrón y púa que impide un flujo normal de hormonas y enzimas entre ambas parte provocando la muerte del injerto.
También puede fracasar por causas físicas. Una unión de los tejidos deficiente que no soporte movimientos como los producidos por el viento o distinto tamaño del patrón y la púa que hace inviable la unión entre ambas partes.
También es causa de fracaso intentar injertar especies demasiado distintas o alejadas botánicamente entre sí.
¿Por qué injertar ramas a un bonsái?
El injerto es la técnica que opcional al plegado de ramas gruesas en aquellas especies que dificilmente brotarán de atrás cuando se las poda. Con un injerto bien colocado , ganamos en conicidad, compactación del árbol y en edad aparente, al crear mayor ramificación.
Sin embargo si el injerto no se practica en mayor grado es por el halo de dificultad que rodea a su práctica.
Al igual que el alambrado y cualquier otra técnica básica de bonsái, dominar la técnica del injerto es cuestión de práctica: poco a poco la técnica se depura , se intentan conseguir materiales de mejor calidad; cuchillos, cintas de injertar, etc.. y el resultado es que nuestro porcentaje de éxito se incrementa progresivamente.
Como mencionábamos con anterioridad hay dos técnicas de injerto que han aumentado en popularidad en el mundo del bonsái: el injerto de púa y el injerto de aproximación, ése último con un porcentaje de éxito casi infalible si se realiza correctamente.
Ambos tipos de injerto se pueden realizar tanto en coníferas como en caducos de hoja ancha.
Injerto por taladro
Otro tipo de injerto en bonsái popularizado con el nombre de injerto por taladro es el tipo Mawashitsugui, una variante del injerto por aproximación, en el que dejamos crecer una rama propia del bonsái y cuando tiene la suficiente longitud la hacemos atravesar por un orificio de diámetro igual a su grosor por el tronco o rama donde queremos nueva brotación.
Cuando la rama haya soldado con el tronco la podremos cortar de la base, pues ya se alimentará de la savia del punto de injerto.
El injerto de raíces en bonsái
Habrá ocasiones en que nos encontremos con un nebari incompleto, con una distribución de raíces desigual y que desequilibra tanto la estética como el diseño del mismo. En estos casos un injerto de raices para solucionar tal carencia será la mejor opción.
Procederemos realizando un orificion en el punto donde deseamos colocar la nueva raíz.
Introduciremos un fragmente de raíz debidamemte ramificada y con el extremo de inserción de igual grosor al orificio y limpio de corteza para que contacten los cambium de ambas partes.
Fijaremos la raíz con una pequeña cuña de madera para que la conexión sea plena y no haya movimiento. Una vez realizado, lo enterraremos ligeramente bajo el sustrato para que no pierda la humedad.
En años posteriores podremos descubrirlo y así dejar a la vista un nebari mejorado.