Básicamente estamos hablando de una arcilla granulada semidura de origen volcánico importada de Japón y que es por excelencia el sustrato básico utilizado en gran parte de las especies que se cultivan como bonsáis.
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¿Qué es la akadama?
Básicamente estamos hablando de una arcilla granulada semidura de origen volcánico importada de Japón y que es por excelencia el sustrato básico utilizado en gran parte de las especies que se cultivan como bonsáis.
Una de las características que hacen a éste material único y extremadamente apropiado para su utilización en dichos cultivos es su capacidad para retener humedad pero sin llegar a encharcar las raíces de la planta, además de la magnífica aireación que les proporciona a dichas raíces.
La tierra akadama se puede utilizar sóla o combinada con otros sustratos, como la kiryuzuna, grava volcánica o arena de río, según el grado de porosidad y aireación en el sustrato que queramos para nuestros bonsáis.

Tipos de akadama en función del tamaño del grano hay varios:
- Tamaño estándar: entre 3 y 6 mm de grosor. Es el tamaño universal apropiado para la mayoría de los árboles bonsái.
- Tamaño Shohin: entre 1 y 4 mm de grosor. El indicado para árboles de pequeño tamaño (menos de 25 centímetros de altura).
- Tamaño grueso: entre 4 y 10 mm de espesor. Para bonsáis de gran tamaño o que requieren una aireación máxima del sistema radicular.
Como sustrato inerte que és debemos aportar periódicamente a nuestros bonsáis el abono necesario para el crecimiento y vigor del mismo. Su pH es prácticamente neutro o ligeramente ácido, entre 6,5 y 6,9.
La akadama puede durar varios años como sustrato adecuado para el crecimiento del sistema radicular de nuestros bonsáis. Cuando comienze a degradarse perdiendo su consistencia granular y dejar una consistencia arcillosa debemos proceder a su renovación con un trasplante dentro de las fechas adecuadas.
Existen distintas distribuidoras que comercializan la akadama, todas ellas japonesas, pues sólo en Japón se encuentra este sustrato específico para uso en bonsái y también acuarios. Una de las más conocidas es Ibaraki.
Cómo hacer akadama
Un sustituto alternativo a la akadama para aquellos aficionados al bonsái con dificultades para conseguir éste sustrato básico de origen volcánico está en el ladrillo o tejas machacadas y trituradas hasta alcanzar el tamaño de grano deseado, pues ambos elementos están compuestos de arcilla.
Es pues, la «akadama barata» que se puede utilizar si no alcanzas a poder comprar la japonesa.
Sustituto de la akadama
El ladrillo machacado tiene mayor duración que la akadama, que se degrada con mayor rapidez con los sucesivos riegos.
Si previamente tenemos las tejas a romper veinticuatro horas en remojo, evitamos que se desprenda polvo y se desmorona más fácilmente que los ladrillos secos.
Posteriormente a la fragmentación del ladrillo, tamizaremos lo obtenido para eliminar polvo y partículas minúsculas.
Como sustrato para el cultivo del bonsái mezclaremos 70% de ladrillo machacado de la forma explicada anteriormente y 30% de humus de lombriz, para aportar nutrientes a la mezcla. Éste sustrato favorece el intercambio catiónico ( los nutrientes se absorben mejor por la planta) y ayuda a retener la humedad considerablemente debido a su porosidad.
Cuando la akadama no es una opción
En todas partes habreis podido leer que la akadama es el sustrato más indicado e idóneo para plantar nuestros pequeños árboles, bién sea sóla o mezclada con otros tipos de suelo, comunmente akadama kiryu 70 30.
Pero si ya tienes alguna experiencia utilizando éste sustrato de importación para bonsáis, seguro que te abrás dado cuenta de la rapidez con que se seca, sobre todo en verano o en zonas de climas cálidos donde no sólo en verano tienen altas temperaturas.
Su composición arcillosa y granular hace que con la misma rapidez que el agua recorre toda la profundidad de la maceta hasta salir por los agujeros de drenaje, ésta se seque al calor de las temperaturas veraniegas.
Sólo hace falta ver con qué rapidez el agua de riego atraviesa la maceta y sale por los orificios de drenaje, para verificar su gran porosidad.
Evidentemente esto está bien, y tus bonsáis agradecerán tener tan buena aireación y drenaje en sus raíces.
Pero, ¿qué ocurre que si no podemos o tenemos el tiempo suficiente para regar a diario nuestros árboles?
Si por cuestión de horarios, obligaciones familiares, laborales o cualquier otra buena razón no podemos dedicar al bonsái el tiempo que nos gustaría hemos de encontrar alternativas para paliar el problema que supone el riego constante a unos bonsáis plantados exclusivamente en akadama. Veamos algunas ideas:
a) Un sistema de riego automático. Puede ser una posible solución si tenemos un número reducido de ejemplares y somos mínimamente mañosos para montar nuestro sistema nosotros mismos. El precio tampoco es excesivo. Algunos árboles son mucho más caros.
b) Plantearnos utilizar otros sustratos, más acordes con el poco tiempo que podamos dedicar a nuestros árboles. Diversas combinaciones de turba, arena de río, con algo de humus de lombriz y/o fibra de coco retienen mejor la humedad y por más tiempo.
c) Acudir a un servicio de guardería. Recomendable si vamos a salir unos dias de la ciudad, pero no válido como una solución permanente.
Después de valorar las distintas opciones si nos declinamos por cambiar de tipo de sustrato, tenemos que encontrar un sustituto a la akadama igualmente válido para el cultivo de nuestros árboles y que cubra todas sus necesidades.
Habrá que dar con una mezcla de varios sustratos para encontrar la que mejor se adapte a nuetro modo de cultivar. Expongamos aquí una combinación estándar:
1/4 turba o fibra de coco
1/4 arena río o grava volcánica fina
1/4 humus de lombriz
1/4 mantillo
La turba aporta materia orgánica, humedad, flora microbiana y algunos nutrientes. La arena o la grava son materiales inertes que dan aireación a las raíces y mejoran considerablemente el drenaje. El humus de lombriz, como fertilizante orgánico aporta nutrientes, aunque con el tiempo acaba degradándose y compactando ligeramente el sustrato. Tal circunstancia la solventaremos con trasplantes y renovación del sustrato más frecuente en árboles jóvenes en estado de crecimiento. El mantillo también aporta materia orgánica y mejor retención de humedad.
Finalmente indicar que ésta composición es orientativo y se puede personalizar con los sutratos disponibles en cada país así como adaptar al clima específico de cada zona aumentando los elementos inertes, como la grava o la arena o bien la parte orgánica.
Del buen hacer y de la experiencia del aficionado depende obtener la composición óptima del sustrato que emplea con sus bonsáis.